Entre los amigos hacíamos intercambios y también se podía hacer en algunas papelerías, siempre por menos dinero del que valía comprar uno nuevo.
Yo leía todo lo que podía, incluso las novelas del oeste que llevaba mi hermano y que eran típicas de la época.
Más tarde la creación y proliferación de las bibliotecas nos permitió acceder de forma más rápida y económica a mayor información y a un gran surtido de libros, tanto de texto, como de entretenimiento,
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