¿Es bueno ser listo, es mejor ocultarlo, tienes que hacerte el tonto?
Si querías ser alguien en el colegio tenías que ser un niño listo con mucho carisma, hacerte el tonto o simplemente serlo, ya que los empollones estaban muy mal vistos y aunque no tuvieras mucho protagonismo, siempre era mejor pertenecer a una pandilla que estar fuera de ella.
Dentro de la asignatura de Lengua y Literatura, como mucho nos pedían escribir alguna redacción o algún pequeño poema para los festejos religiosos, porque aunque el colegio fuera público y supuestamente laico, la religión católica era obligatoria.
Pero los fragmentos que venían en los libros, de los autores españoles que se estudiaban en la época, me despertaron el gusanillo de la lectura y con ello las ganas de escribir.
Lo que escribía muchas veces venía influenciado por lo último que hubiera leído, alguna poesía romántica después de leer a Bécquer, el intento de escribir un diario después de leer el de Ana Frank, algún relato pesimista en mi época adolescente y en mis horas bajas y así he seguido hasta la fecha, y aunque mi producción no es muy numerosa, tengo en mi haber unas cuantas poesías y otros tantos relatos, algunos de los cuales he presentado a concurso.
El diario después de empezarlo tres veces y destruirlo otras tres, lo dejé por imposible y de los relatos presentados a concurso conseguí mención en uno de ellos. No me considero una gran escritora, ya que creo que primero tengo que escribir una novela para merecer el nombre, pero me gustaría compartir con vosotros alguno de mis escritos y los iré incluyendo en el blog, esperando que sean de vuestro agrado y animándoos a leer y escribir, porque cuesta muy poco y puede dar muchas satisfacciones.
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