
Todo gira en torno al supuesto robo de las joyas de la Castafiore que, tras varios sustos, siempre acaba encontrándolas hasta que al final le desaparece una valiosa esmeralda.
Se publicó por partes entre 1961 y 1962, siendo la publicación del álbum independiente en 1963. En un principio Hergé lo tituló "¡Cielos! ¡Mis joyas!", título rechazado por el editor Casterman y que se sustituyó por el actual.

Entre las escenas destacan los tropiezos en un peldaño roto de la escalera y las llamadas al marmolista que no dan ningún resultado, un piano que toca solo, cosas brillantes que desaparecen y la grabación de un programa de televisión.
Entre los personajes vemos algunos conocidos como Bianca, Tornasol, Hernández y Fernández, el vendedor de seguros Latón y otros nuevos como el marmolista y su mujer, un campamento de gitanos, unos paparazzi, un equipo de televisión, una banda de música, un médico y un loro que habla.

Tintín al final descubre al ladrón que no es otro que una urraca atraída por los objetos que brillan.
Se muestra a Bianca Castafiore como una verdadera diva, excéntrica en su actitud y que trata a todos como si estuvieran siempre a sus disposición. Un ejemplo es que se invita por su cuenta a Moulinsart y a Haddock le nombra de cien formas distintas
menos por su nombre real.
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